Una pomadita para Balú: hiperqueratosis nasal idiopática y tratamiento fitoaromaterápico

La hiperqueratosis en perros consiste en un trastorno dermatológico que se caracteriza por el incremento del grosor y agrietamiento de la piel con una sobreproducción de queratina. En perros puede aparecer hiperqueratosis en la zona de las almohadillas o la hiperqueratosis nasodigital.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que se trata de un signo clínico asociado a enfermedades graves como la leishmania o el moquillo, entre otras, luego será necesario acudir al veterinario e investigar su patogenia.

En este caso, tras el reconocimiento veterinario se diagnosticó una forma de hiperqueratosis de origen idiopático propia de perros geriátricos.

Si quieres saber más sobre la hiperqueratosis en perros puedes consultar los siguientes links:

En el caso de Balú se optó por elaborar como forma galénica un ungüento, siendo la forma más adecuada para optimizar la penetración de los activos sobre una capa córnea espesa, permitiendo además una liberación prologada de los mismos. Por otro lado, también vamos a preparar una loción acuosa en la que integraremos los compuestos hidrosolubles como son los emolientes no lipídicos y los agentes humectantes, entre otros.

Para su elaboración vamos a utilizar todo un repertorio de ingredientes naturales y semi-naturales (biotecnología) que favorezcan principalmente la reparación y reestructuración de la piel, dando prioridad a aquellos que aporten propiedades emolientes, relipidizantes, humectantes, antiinflamatorias, calmantes, antipruriginosas, queratolíticas*1 y queratoplásticas*2.

Y para ello, que mejor que añadir a los preparados sustancias que ya forman parte de manera natural de la composición de la piel, favoreciendo con ello su recuperación, hidratación, nutrición, relipidación y protección, restaurando de este modo el buen estado fisiológico de la piel en la zona.

Debemos tener en cuenta que cuando la barrera cutánea se debilita la retención de agua en el estrato córneo se va a ver afectada, la pérdida de agua transepidérmica (T.E.W.L.) aumenta y la piel se vuelve más seca y escamosa, se irrita con mayor facilidad, aumenta el picor…, es decir, van a aparecer toda una serie de síntomas que secundan el agravamiento de la situación.

Entonces, ¿Qué sustancias podemos encontrar de manera natural en la composición de la piel y también formando parte de ciertos ingredientes naturales o semi-naturales, cuyo uso en los diferentes preparados va a favorecer la restauración y el mantenimiento de una piel sana?

Pues por suerte no son pocos y entre ellos podemos encontrar:

Moléculas antioxidantes como la vitamina E, siendo los tocoferoles la forma más abundante de vitamina E que se encuentra en el estrato córneo y que consta de cuatro formas diferentes: α-, β-, γ- y δ-tocoferol.

Tocopherol, alpha-.svg
α-Tocopherol

Podemos utilizar vitamina E comercial, una mezcla de tocoferoles beta, gamma y delta (mínimo 70%) en aceite vegetal.

También podemos encontrarla formando parte de la fracción insaponificable de algunos aceites vegetales, en especial en el aceite de germen de trigo de primera presión en frio sin refinar.

También podemos utilizar escualeno, componente natural del sebo de la piel que proporciona importantes propiedades antioxidantes.

Igual que en el caso anterior, también lo podemos encontrar formando parte de la fracción insaponificable de aceites vegetales y mantecas sin refinar, en especial en la manteca karité o aceites como el aceite de oliva, amaranto o aguacate.

O bien, bajo la forma comercial denominada “escualeno o “escualano vegetal”. La terminación “-ano” o “-eno” se refiere a hidrogenado o no hidrogenado.

Emolientes lipídicos: en la capa córnea encontramos ácidos grasos libres mayoritariamente saturados como el ácido esteárico componente del estrato córneo (10%) y de los lípidos sebáceos. El ácido esteárico tiene un papel fundamental en la organización de la barrera cutánea, el mantenimiento del pH y la protección frente a los factores externos.

Ácido esteárico

Entre los lípidos epidérmicos también podemos encontrar ácidos grasos insaturados tipo linoleico, unido selectivamente a dos compuestos lipídicos del estrato córneo: la acilglucosilceramida y la acilceramida en los espacios intercorneocitarios.

Ácido linoleico (serie omega 6)

La presencia de ácido linoleico en las ceramidas del estrato córneo interviene directamente en la función de barrera de la permeabilidad de la piel formando parte de los lípidos epidérmicos.

Las ceramidas son un tipo especial de lípido conocido como esfingolípido, que consiste en una cadena principal de esfingosina con uniones de ácidos grasos.  Forman la mayor parte de los lípidos de la matriz lipídica intercelular que mantiene unidos los corneocitos del estrato córneo y desempeñan un papel esencial en la estructuración y el mantenimiento de la función de barrera de la permeabilidad al agua de la piel. Comprenden del 40 al 50% de los lípidos del estrato córneo.

Las ceramidas están unidas a ésteres del ácido linoleico, de ahí que aceites ricos en este ácido ayuden a mejorar el efecto barrera de la piel.

En la epidermis podemos encontrar hasta ocho tipos de ceramidas distintas que se enumeran según su polaridad, siendo la ceramida I la más apolar.

Existen estudios muy interesantes en los que se constata que cambios en la cantidad de ceramidas en el estrato córneo están asociados a determinadas anomalías como, eczemas, dermatitis atópica y psoriasis.

Además, las ceramidas tienen efectos inhibidores sobre la elastasa y la colagenasa, enzimas que degradan el colágeno y la elastina, combatiendo así el envejecimiento de las estructuras dérmicas.

Otro punto importante a valorar es que los lípidos aplicados sobre la piel, a través de nuestros preparados, pueden ser captados por los queratinocitos e integrarlos para formar nuevas estructuras lamelares, lo que ayuda a disminuir la pérdida de agua transepidérmica por evaporación, al formar una barrera por oclusión.

¿Dónde podemos entonces encontrar estos emolientes lipídicos?

Podemos encontrarlos formando parte de la composición de aceites vegetales ricos en ácido linoleico, como el aceite de onagra, rosa mosqueta, uva, calabaza, cáñamo, comino negro, soja o girasol, eso sí, siempre de primera presión en frio sin refinar para asegurar la integridad de su composición.

El ácido gamma-linoleico se sintetiza de manera natural en el cuerpo a partir del linoleico, tiene propiedades antiinfecciosas y antialérgicas, también podemos encontrarlo en el aceite de onagra y borraja.

El ácido esteárico también lo podemos encontrar de manera natural en las mantecas vegetales, como la manteca de karité o cacao. O bien, en la forma comercial conocida como estearina (ácido esteárico de origen vegetal)

El aceite de jojoba (cera líquida) es un aceite rico en ceramidas, capaces  de reemplazar las ceramidas de la piel.

También existen ceramidas comerciales como la ceramida III, producto natural de origen vegetal/biotecnológico y libre de OGM.

Hemos visto las propiedades que nos aportaban los emolientes lipídicos, derivadas de los ácidos grasos que forman parte de la fracción saponificable de los aceites vegetales de primera presión en frio y mantecas no refinadas. Sin embargo, no podemos dejar de lado la fracción insaponificable, que aunque generalmente sólo representa el 1-2% de su peso, les confiere características y propiedades muy interesantes, como antioxidantes, antiinflamatorias, calmantes, cicatrizantes, etc., todas ellas derivadas de moléculas como: los tocoferoles, beta-caróteno (precursor de la vitamina A), polifenoles, fitosteroles, escualeno, compuestos volátiles y aromáticos…

La fracción insaponificable es extremadamente delicada y se pierde casi completamente en los aceites refinados y en todos aquellos en los que el proceso de producción del aceite vegetal no haya sido cuidadoso, por ello, siempre trabajaremos con aceites vegetales de primera presión en frio y cultivo ecológico a poder ser.

Emolientes no lipídicos y agentes humectantesen este caso hablaremos principalmente de los compuestos de naturaleza higroscópica (humectantes) que forman parte del factor natural de hidratación de la piel, capaces de atraer el agua de la atmósfera y retenerla en el interior de los corneocitos, contribuyendo así al mantenimiento del equilibrio hídrico.

Compuestos tales como: urea, glicerina, ácido hialurónico, lactato de sodio o PCA sódico.

La urea, es altamente higroscópica haciendo más hidrófilas a las células epidérmicas, es también queratolítica, antimicrobiana y antiinflamatoria, luego nos va a aportar también otras propiedades muy interesantes al preparado. Utilizaremos urea de grado cosmético. Se usa en concentraciones variables que van entre el 10 y el 50%

En la piel la glicerina proviene de la degradación de los triglicéridos del sebo en ácidos grasos libres y glicerina. Además de sus propiedades humectantes cuando se aplica sobre la piel seca y escamada tiene un efecto queratolítico ya que ayuda a eliminar las uniones entre los queratinocitos. Además, la glicerina tiene la ventaja de seguir hidratando la piel varios días después de la aplicación. Utilizaremos glicerina vegetal obtenida a partir de la hidrólisis de aceites vegetales.

El ácido hialurónico podemos encontrarlo en el estrato espinoso y granuloso de la epidermis, es la sustancia más higroscópica de nuestra piel capaz de retener mil veces su peso de agua. Además según estudios, el ácido hialurónico tiene la capacidad de activar las defensas naturales de la piel y los procesos de cicatrización.

En el mercado podemos encontrar ácido hialurónico de bajo y alto peso molecular. El de bajo peso molecular penetra más fácilmente en la piel, mientras que el de alto peso molecular tiende a quedarse en la superficie formando un film higroscópico que retendrá el agua en la zona.

El ácido láctico también estimula la síntesis de ceramidas y además presenta interesantes propiedades antisépticas y queratolíticas.

Los ácidos α-hidroxi (ácido láctico, ácido glicólico, ácido cítrico…) disminuyen el espesor del estrato córneo, favoreciendo la exfoliación. Este efecto podría estar asociado a una solubilización de los compuestos de los desmosomas o a la activación de enzimas que intervienen en la descamación a través de la modificación del pH cutáneo. Estos ácidos tienen igualmente un poder humectante, reteniendo el agua en las capas superficiales de la epidermis.

El lactato de sodio, además de formar parte del FNH como ya hemos visto, estimula la síntesis de ceramidas que ayudan a mantener unidos los queratinocitos de la epidermis manteniendo así el buen estado de la barrera lipídica.

Y en cuanto al sodio PCA su estructura aminoácida le da la capacidad de unirse y retener agua gracias a la presencia de grupos funcionales hidrofílicos.

También sería interesante integrar en el preparado algún agente queratolítico suave que ayude a disminuir el espesor del estrato córneo. Algunos de estos activos queratoliticos y queratoplásticos podrían ser:

La alantoína, es un compuesto químico nitrogenado, C4H6N4O3 que podemos encontrar de manera natural en algunas plantas como en la raíz de consuelda, así como en algunas sustancias de origen animal (producto de degradación de las purinas), como la baba de caracol, la orina y el líquido amniótico (excepto primates y humanos).

No sólo nos ofrece esta acción queratolítica-queratoplástica al disolver el cemento proteico intercelular (lípidos epidérmicos) que mantiene unidos los corneocitos, promoviendo así la descamación natural del estrato córneo, sino que además es también humectante, aumenta la unión del agua a la matriz extracelular y queratina, actúa por oclusión impidiendo que el agua se pierda por difusión a través de las células, además de calmante, reepitelizante, cicatrizante, antiirritante y antiinflamatoria.

De igual manera podemos utilizar un fitoextracto de consuelda o una decocción de la raíz por su alto contenido natural en alantoína.

La urea, ya vimos que forma parte del factor natural de hidratación de la piel cuya principal característica es impedir la perdida de agua transepidérmica. También vimos que tenía una amplia variedad de acciones farmacológicas, entre las que cabe destacar su acción queratolítica al romper las uniones intercorneocitarias, acción que varía en función de la concentración que se añada en el preparado.

La glicerina, otro compuesto que también hemos visto como parte del factor natural de hidratación, cuando se aplica sobre una piel seca, agrietada y escamosa tiene un efecto queratolítico ya que ayuda a eliminar las uniones entre los queratinocitos.

Y por último, formando parte de los ingredientes que fomentan la acción queratolítica-queratoplástica, podemos incluir el extracto de sauce (Salix nigra) o también conocido como ácido salicílico vegetal, derivado de la corteza de sauce.

El extracto estandarizado suele contener un 10% de ácido salicílico, perteneciente al grupo de los beta-hidroxiácidos (BHAs), con una acción queratolítica que estimula la renovación celular. Propiedad que según estudios es mayor en el ácido salicílico de origen natural que en el obtenido de manera sintética.

Sus propiedades queratolíticas están dadas por su capacidad de promover descamación epidérmica por ruptura de los puentes desmosómicos intercelulares solubilizando el cemento intercelular, luego la consecuencia es una eliminación más fácil del estrato córneo. No olvidar que además también tiene importantes propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias, astringentes y antisépticas.

Otro ingrediente indispensable para la elaboración de bálsamo son las ceras, que no sólo nos van a aportar dureza al preparado sino que además lo van a enriquecer con sus propiedades nutritivas, hidratantes, filmógenas, emolientes o protectoras. Podemos utilizar ceras, tanto de origen animal, como la cera de abeja, o de origen vegetal, como la cera candelilla, carnauba, soja, arroz, etc.

La ruta de la cera

La cera de abeja, además de las propiedades mencionadas, es también antiinflamatoria, antibacteriana, regenerante, analgésica, calmante y antioxidante.

Como cera vegetal alternativa (opción vegana) a la cera de abejas suele utilizarse la cera candelilla, aunque presenta ligeramente mayor punto de fusión que la cera de abejas, luego para conseguir una textura, cremosidad y consistencia similar habrá que añadir menor cantidad de cera.

Hoy en día, existen múltiples estudios in vitro que evidencian los beneficios a nivel terapéutico de ciertos aceites esenciales, así como sus variadas aplicaciones en dermatología.

De ahí, que supongan un ingrediente indispensable al intervenir en la mejora y aminoramiento de la sintomatología derivada de la afección que nos aborda, disponiendo además de un amplio repertorio de aceites esenciales con múltiples propiedades beneficiosas.

Eso sí, no debemos olvidar siempre utilizar aceites esenciales que cumplan de manera categórica todos y cada uno de los criterios de calidad exigidos, asegurándonos de este modo el éxito terapéutico y eludiendo posibles efectos adversos no deseados derivados del uso de aceites esenciales de dudosa calidad.

Podemos incluir aceites esenciales tales como:

  • Manzanilla alemana (camazuleno, bisabolol): antiinflamatorio, antipruriginoso, cicatrizante y analgésico.
  • Manzanilla romana (angelato de isobutilo): antiinflamatorio, antipuriginoso y analgésico.
  • Tanaceto azul (camazuleno): antiinflamatorio, antiflogístico y antipruriginoso.
  • Eucalipto azul (citronelal): antiinflamatorio y antiálgico.
  • Lavanda o espliego (linalol y acetato de linalilo): cicatrizante, regenerante, antiinflamatorio, antiálgico, antiinfeccioso y antiséptico.
  • Menta del campo (mentol): antipruriginoso y antiálgico.
  • Palo de rosa o palo de hô (linalol): antiinfeccioso y regenerante.
  • Petitgrain-naranjo amargo, hoja (linalol y acetato de linalilo): antiinflamatorio, antiálgico, antiinfeccioso, astringente y regenerante.
  • Jara (alfa-pineno): antiinfeccioso, hemostático y cicatrizante.
  • Geranio (citronelol, formiato de citronelilo): regenerante, astringente, antiséptico, hemostático y antiálgico.
  • Siempreviva (acetato de nerilo, italidionas): cicatrizante, antiinflamatorio, antiálgico y circulatorio.
  • Copaiba (beta-cariofileno, alfa-humuleno): antiinflamatorio, antiálgico y cicatrizante.

O bien, sus hidrolatos análogos, incluyendo también el hidrolato de milenrama, zanahoria y hammamelis con propiedades calmantes y muy interesantes a nivel dermatológico.

Los fitoextractos también son una opción plausible para incluir en el preparado por sus propiedades terapéuticas. Daremos preferencia a los glicerinados o hidroglicerinados, pudiendo incluir fitoextractos como:

  • Extracto de avena: emoliente, antiinflamatorio, demulcente, calmante, suavizante y antipruriginoso.
  • Extracto de caléndula: descongestionante, antiinflamatorio, antiséptico, vulnerario, astringente y cicatrizante.
  • Extracto de centella asiática: antiinflamatorio, regenerante, cicatrizante, calmante, antiséptico, astringente y antipruriginoso.
  • Extracto de gordolobo: calmante, antipruriginoso y antiinflamatorio.
  • Extracto de hamamelis: astringente y cicatrizante.
  • Extracto de malva: demulcente, hidratante, suavizante y descongestionante.
  • Extracto de semilla de pomelo: antibacteriano, lo utilizaremos también como conservante natural.
  • Extracto de sauce (acido salicílico): antimicrobiano, antiséptico, antiinflamatorio, astringente y queratolítico.
  • Extracto de consuelda (alantoína): queratolítico, queratoplástico, calmante, antiinflamatorio y cicatrizante.

Otros componentes que podemos incluir en la fórmula que se muestran muy interesantes por las propiedades terapéuticas que nos brindan son:

Fitoqueratinas. La queratina (alfa-queratina) es una proteína muy presente en los corneocitos del estrato córneo de la piel.  Proporciona flexibilidad, protección y evita la desecación de la piel. Cuando la piel permanece durante mucho tiempo deshidratada el proceso de queratinización aumenta de manera anormal, dando lugar a la hiperqueratinosis, caracterizada por una piel más gruesa, sin elasticidad y que se agrieta con facilidad.

Las fitoqueratinas comerciales son un compuesto elaborado a base de proteínas hidrolizadas de alto peso molecular, como por ejemplo las proteínas de trigo o arroz, por lo que resultan incapaces de atravesar la epidermis, formando una capa en la superficie de la piel (o el pelo) capaz de retener agua y mantener la zona hidratada. Luego, podemos añadir al preparado fitoqueratinas como agente reestructurante, hidratante y protector (filmógeno).

Pantenol, pro-vitamina B5. El ácido pantoténico se conoce también como vitamina B5 o pantenol. El pantenol tiene propiedades humectantes, antiinflamatorias, calma la irritación y el prurito. Además, se han realizado estudios que revelan su capacidad de aumentar la cantidad de fibroblastos (células encargadas de regenerar y mantener el colágeno de la piel), lo que favorece la aceleración de la cicatrización en heridas o grietas.

La arcilla verde, por sus propiedades desinfectantes, antiinflamatorias, analgésicas, cicatrizantes, regenerantes y descongestionantes. O incluso, algún otro tipo de polvo tipo avena coloidal o polvo ayúrveda de neem, bhringaraj, sidr, etc. pudiendo infusionarlos en una fase acuosa.

Gel puro de aloe vera, con propiedades cicatrizantes, regenerantes, antibacterianas, hidratantes, anti-inflamatorias y/o calmantes. Para ello, es importante destacar el uso de un gel de aloe vera puro y de cultivo ecológico y, a poder ser, avalado por un sello u organismo que lo certifique tipo: Ecocert, BDIH, Natrue… ya que muchas marcas comerciales añaden conservantes, disolventes u otros aditivos de dudosa inocuidad. Otra opción es elaborar de manera natural el propio gel de aloe vera a partir de la planta.

Otro importante ingrediente que no puede faltar en el caso de la loción acuosa es el conservante,  sobre todo teniendo en cuenta que consta de una fase acuosa y que está elaborado con sustancias naturales que pueden alterase fácilmente por factores ambientales y por microorganismos (bacterias, levaduras y mohos).

La principal misión del conservante será evitar la proliferación y asegurar la calidad microbiológica del preparado durante su uso.

Utilizaremos conservantes con una actividad de amplio espectro, aptos para cosmética natural, y generalmente de origen biotecnológico, como por ejemplo, el Geogard 221 (Dehydroacetic Acid, Benzyl Alcohol) o el Sharomix, (alcohol bencílico, ácido dehidroacético, ácido benzoico y ácido sórbico).

Nosotros utilizaremos un único conservante para facilitar la elaboración, sin embargo, lo más adecuado sería utilizar un sistema de conservantes que actúan juntos creando un mayor efecto y protección, como por ejemplo benzoato de sodio y sorbato de potasio.

Pero no solamente las fases acuosas se puede degradar por la proliferación de microorganismos, sino también la fase oleosa puede sufrir alteraciones a causa de las radiaciones solares o el aire, para preservarla utilizaremos moléculas antioxidantes, como por ejemplo, los tocoferoles de la vitamina E.

Bálsamo emoliente, calmante y loción

*1 Queratolítico: agentes terapéuticos que tienen la propiedad de activar la queratinización de las células epiteliales. Son productos que promueven la regeneración del estrato córneo y normalizan una queratinización defectuosa. La mayoría de los fármacos tópicos usados como queratolíticos tienen efectos queratoplásticos cuando se usan a bajas concentraciones. Modo de acción: disminuyen la hiperqueratosis mediante la ruptura de uniones intercelulares, incremento del contenido hídrico del estrato córneo e intensificación de la descamación. Disminuyen el estrato córneo al solubilizar componentes del desmosoma, activar enzimas hidrolíticas endógenas y extraer agua del sustrato córneo para que se produzca la separación celular. Estimula la formación de colágeno y elastina

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