Aceites esenciales y sistema inmunitario: preparado fitoaromaterápico inmunoestimulante

Dicho de manera general, la principal función del sistema inmunitario es la de inducir una respuesta efectiva y segura contra los antígenos extraños (microbianos y no microbianos).

Un antígeno o inmunógeno se define como cualquier sustancia que es capaz de estimular a las células inmunitarias para inducir una respuesta inmunitaria.

Podemos dividir de manera general a los antígenos en dos grandes categorías:

  • Infecciosos: componentes derivados de bacterias, virus, protozoos, helmintos…
  • No infecciosos: alimentos, plantas, polvo, polen, veneno, saliva de insectos y animales, proteínas sintéticas…

Sin embargo, el sistema inmunitario no sólo está expuesto a este tipo de antígenos, sino que también está expuesto a los antígenos “propios” presentes en todos los tejidos del organismo y que tolera, es decir, responde eficazmente sólo a los antígenos extraños y se abstiene de responder  a los antígenos “propios”, de este hecho surge el problema de las enfermedades autoinmunes.

Nuestro cuerpo antes de desencadenar una respuesta inmunitaria específica está bien equipado para controlar los antígenos de manera eficaz a través de mecanismos de defensa no específicos.

Una primera línea de defensa incluye barreras físicas y químicas como son: la superficie externa de la piel (flora cutánea, secreción de sebo en glándulas sebáceas, bajo pH, determinadas enzimas nocivas…), superficies internas (tracto gastrointestinal, reproductor, respiratorio y urogenital) y los líquidos orgánicos internos (mucus de los tejidos mucosos, saliva, lágrimas, jugos gástricos, orina…).

En el caso que un antígeno sobreviva a esta primera línea de defensa del organismo y pueda penetrar en los vasos sanguíneos y tejidos, aparecería una segunda línea de defensa que va a depender de la respuesta celular, las células implicadas en la defensa celular a este nivel son las células fagocíticas o fagocitos, parte integral de la inmunidad innata.

Estas células según su origen se van a dividir en los linajes mieloide: neutrófilos, eosinófilos y basófilos, células asesinas naturales o natural killer (NK y NK-T), células dendríticas o DC y la serie monocito-macrófago: monocitos y macrófagos.

La respuesta innata y adaptativa se desencadena gracias a que las células del sistema inmunológico son capaces de comunicarse entre sí una vez se han activado, y esta activación y comunicación se da gracias a unos mediadores llamados citoquinas.

Existen distintas clases de citoquinas, con múltiples funciones biológicas, como por ejemplo: interleucinas (IL), factores de necrosis tumoral (TNF), interferones (IFN), factores estimuladores de colonias (CSF) o quimiocinas.

Las citoquinas por lo tanto, podemos decir que son la base de la respuesta inmune pudiendo inducir variedad de procesos fisiológicos (fiebre, sueño…) que colaboran en la lucha frente a los anticuerpos infecciosos.

Sin embargo, esta respuesta innata del sistema inmunitario no es demasiado prolongada ni induce memoria inmunológica, es decir, capacidad de recordar exposiciones previas a los antígenos y responder a estos efectiva y específicamente, para ello hay que activar otra rama del sistema inmunitario que se denomina inmunidad adquirida y que implica la activación de los linfocitos T y B y son las células presentadoras del antígeno (CPA) del sistema inmunitario innato quienes juegan un papel fundamental en la activación de los linfocitos.

Los linfocitos T activados secretarán citoquinas esenciales para la defensa de patógenos intracelulares, activan otras células y coordinan de la respuesta inmunitaria.

Los linfocitos B tienen dos funciones principales: 1) secretan anticuerpos que se unen específicamente al antígeno que indujo la respuesta de anticuerpos y 2) actúan como CPA.

La exposición de un animal a antígenos extraños generalmente desencadena una respuesta inmunitaria específica. Esta respuesta puede implicar la producción de linfocitos T reactivos específicos, o bien, anticuerpos capaces de unirse específicamente al antígeno extraño.

Cuando un animal se expone a un antígeno extraño concreto por primera vez, no se detectan anticuerpos específicos a ese antígeno en la sangre o secreciones durante varios días.  Este período de «latencia» o «retardo» puede durar hasta una semana, cuando los anticuerpos capaces de unirse al antígeno aparecen en la circulación y su concentración aumenta durante las 2 o 3 semanas siguientes. Después de ese tiempo, la cantidad de anticuerpos se estabiliza y con el tiempo disminuye hasta que llegan a desaparecer.

Los anticuerpos, también denominados inmunoglobulinas, están constituidos básicamente por cuatro moléculas glucoproteícas. Se localizan en la superficie de los linfocitos B, donde funcionan como receptores de antígeno (BCR), o libres en la sangre y secreciones tras ser secretadas por los linfocitos B. Estos anticuerpos libres, o solubles, pueden neutralizar a los antígenos y colaborar en su eliminación.

Dependiendo del peso molecular y de otras características, las inmunoglobulinas pueden dividirse en clases o isotipos. Básicamente hay cinco isotipos: IgM, IgG, IgA, IgE e IgD.

Una vez que el antígeno ha sido eliminado por los anticuerpos o los linfocitos T, la respuesta inmunitaria necesita retornar a su estado normal para mantener la homeostasis.

  • Inmunomodulación: regulan el sistema inmune, estimulándolo o suprimiéndolo.
  • Inmunoestimulación: aumenta la actividad del sistema inmunitario o activa componentes inactivos.
  • Inmunodepresión: se reduce la eficacia de respuestas inmunitarias, lo que resulta beneficioso cuando se disminuye las respuestas inflamatorias y autoinmunes.

Existen bastantes ensayos invitro y escasos ensayos clínicos en humanos (si en modelos animales) que evidencien la acción inmunoestimulante e inmunomoduladora de los aceites esenciales, sin embargo, con todo lo que podemos disponer hasta hoy en día, los expertos coinciden en que existe una gran potencialidad en cuanto al uso de los aceites esenciales con dicha bioactividad.

A partir de dichos estudios realizados se evidencia que ciertos aceites esenciales presentan una acción inmunomoduladora e inmunoestimulante, al menos in vitro, teniendo la capacidad de:

  • Aumentar la cantidad de linfocitos circulantes y mejorar su actividad fagocítica, mejorando por ende la eliminación bacteriana.
  • Suprimir las respuestas involucradas en la inflamación, disminuyendo la producción de citoquinas al interferir con los mediadores clave de las vías inflamatorias.
  • Activar la acción fagocitaria de macrófagos (aceites ricos en 1,8 cineol)
  • Aumentar la tasa en sangre de inmunoglobulinas IgM e IgA.
  • Mejorar y restaurar el sistema inmunitario.
  • Ravintsara++++, Cinnamomum camphora qt 1,8 cineol
  • Romero qt cineol, Rosmarinus officinalis qt cineol
  • Eucalipto globulus y radiata, Eucaliptus globulus y radiata
  • Niaulí, Melaleuca quinquenervia
  • Árbol del té, Melaleuca alternifolia
  • Palo de hô, Cinnamomum camphora qt linalol
  • Palo de rosa, Aniba rosaeodora
  • Tomillo qt linalol, Thymus vulgaris qt linalol
  • Tomillo marroquí, Thymus satureioides
  • Tomilla tuyanol, Thymus vulgaris qt tuyanol
  • Tomillo timol, Thymus vulgaris qt timol
  • Palmarosa, Cymbopogon martinii
  • Incienso, Boswellia caretii
  • Canela Ceilán-hoja, Cinnamomum verum
  • Orégano, Origanum compactum
  • Ajedrea, Satureja montana
  • Clavo, Eugenia caryophyllata
  • Sándalo, Santalum albun
  • Vetiver, Vetiveria zizanoides
  • Copaiba, Copaifera officinalis
  • Incienso: aumento proliferación de los linfocitos (mitogénesis) *1
  • Niaulí: potencia la inmunidad celular mediada por células T y la actividad de los macrófagos *2
  • Clavomodular la respuesta inmune aumentando la inmunidad humoral y disminuyendo la inmunidad mediada por células *3
  • Palo de hô: estimula los linfocitos T.
  • Thymol del Tomillo qt timol: aumento del recuento de linfocitos *4
  • Clavo, palmarosa, estragón, tomillo rojo (Thymus zigis), jengibre, lavanda: estimulación de la fagocitosis *5, 6, 8 y 9
  • Eucalipto globulus: estimulante de la respuesta inmune innata *7
  • Esencia Limón: restaura la inmunosupresión inducida por el estrés mediante la estimulación del sistema olfativo *10
  • Lavanda: disminuye los niveles de cortisol, aumenta los niveles de imnunoglobulinas IgA vía tópica tras masaje *11
  • Sándalo, estimula la función linfocitaria en particular las LTH *12
  • 1,8 cineol, aceite esencial de ravintsara, saro, eucalipto radiata, mirto, niaulí, laurel, romero qt cineol…: aumentan los niveles séricos de inmunoglobulinas *13

Para mi propuesta, vamos a elaborar un sencillo preparado oleoso que aplicaremos vía tópica y el cual combinaremos con un stick inhalador.

Según la publicación “Essential oil Safety-E-Book: A guide for health care professionals” de Robert Tisserant sobre el paso a sangre de diferentes moléculas aromáticos presentes en los aceites esenciales aplicados vía tópica usando diferentes excipientes, tras un tiempo de 24 horas se estima que se produce un 10% de absorción, luego podemos deducir que es una vía de aplicación es bastante segura.

Los aceites esenciales aplicados sobre la piel una vez atraviesan la epidermis (avascular) y llegan a la dermis (vascularizada), vía transfolicular (a través de sistema pilo-sebáceo) y vía intercelular (difusión entre los espacios intercelulares que mantienen unidos los corneocitos) pasarán a microcirculación periférica hasta circulación general a través de los vasos sanguíneos, en lo que se conoce como perfusión aromática, actuando de este modo de manera sistémica sobre tejidos y órganos internos, aumentando, disminuyendo o regulando su actividad fisiológica, como puede ser en este caso la mejora de la inmunidad.

Además los siguientes estudios *11 y *12 también ponen en evidencia, que el aceite esencial de lavanda aplicado vía tópica en forma de masaje tiene la capacidad de disminuir los niveles de cortisol y aumentar los niveles de IgA salival inmediatamente después del masaje, disminuyendo el estrés por un lado y mejorando de este modo la función inmune por otro.

Otro dato importante es que no sólo se puede trabajar la vía oral y cutánea para estimular la función del sistema inmunitario, sino que además según estudios, la simple olfacción de aceites esenciales inmunoestimulantes puede actuar sobre la función del sistema inmunitario *10

Por ello, vamos a preparar también un stick inhalador.

Pompín
Fitoaromaterapia veterinaria y bienestar

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